Escudo sobre el Ayuntamiento
Ayuntamiento
Estación
Portada de la Iglesia de Santo Tomás
Basílica de Nuestra Señora de la Vega
Se encuentra situada en el paraje de la Vega. Se cree que fue construida en el siglo X, tras llegar a la ciudad la imagen de la Virgen de la Vega.
El edificio de estilo barroco, es consecuencia de varias ampliaciones, siendo la última de 1703 según proyecto de Bernardo de Munilla y Juan de Villanueva y llevándola a cabo Pedro Orcaechea, Ignacio Escurra y Pedro de Elejalde.
Puente de Briñas situado sobre el Ebro
cruza el río Ebro sobre un meandro en forma de herradura. De estilo gótico. Realizado en piedra de sillería, los restos más antiguos parecen ser de finales del siglo XIII, siendo reparado en el siglo XV y en muchas otras ocasiones posteriormente.
Tiene una longitud de 150 metros y una anchura de 4,6 metros. Cuenta con siete ojos, aunque parece que inicialmente tenía solo seis. Los más antiguos serían el quinto y el sexto.
Palacio de los Condes de Haro
Como elementos arquitectónicos a destacar tenemos la portada con molduras mixtilíneas, dobles columnas salomónicas y frontón roto y acróteras como pirámide con bola, conforme al estilo del Escorial. También apreciamos motivos florales y fantásticos como las gárgolas en los aleros y los recargados escudos y medallones.
Palacio de Tejada
Palacio plateresco de tres alturas en esquina con un estilo de transición entre el barroco y el neoclásico, con predominio del primero e incluso con influencias del rococó francés.
Antiguo banco de España
Haro fue una de las pocas ciudades españolas que no siendo capital de provincia tiene Banco de España antes de finalizar el siglo XIX. Y es que fue una población bollante en las dos últimas décadas del XIX desde que se asentaron en ella "los comisionados franceses" en busca de vino y uvas para sus "Chateau". Y aunque la vinicultura (las bodegas) es su industria estrella, no es exclusiva. Se creó una potente industria del cuero, de los alcoholes; no faltaron las conserveras, así como un inquieto sector financiero y comercial que impulsó la creación de la Sucursal del Banco de España en Haro.
Polideportivo
Escudo municipal de Haro
Compuesto en su parte central por un castillo almenado sobre gules, mazonado y con puertas y ventanas. A ambos lados de éste, leones rampantes de gran tamaño. El escudo va cubierto en la parte superior por una corona ducal y en la parte inferior con la orla del Toisón de Oro [1]. Esta descripción no se ajusta a la terminología tradicional heráldica que podria ser en campo de gules, un castillo de oro, mazonado de sable y aclarado, acompañado de dos leones empinados de oro. Al timbre, corona ducal y en el todo, Toisón de Oro
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Hay varias teorías sobre la fundación de Haro, tomándose como la más realista la de Domingo Hergueta, quien argumentaba sobre la existencia de un villorrio que cuidaba el faro del cerro de la Mota que alumbraba la desembocadura del río Oja-Tirón en el Ebro, ya que esta zona era navegable. La villa recibiría el nombre de dicho faro, que evolucionaría, como el castellano, transformándose en Haro. La zona estuvo poblada por Berones. Durante la Hispania Romana en los riscos de Bilibio se construyó un castro de defensa que era denominado Castrum Bilibium.La primera alusión a Haro data de 1040, en un documento del rey navarro García Sánchez III de Pamplona "el de Nájera" en el que donaba a su esposa Estefanía, mediante la carta de arras, "Bilibium cum Faro". De 1063 es el primer documento donde se cita la presencia de judíos en la villa. Pertenece a una donación de Sancho Garcés IV de Pamplona al obispo de Álava don Nuño, en la que le entregaba la heredad del judío Marlahim, situada en el término del Viano.
La villa fue donada por Alfonso VI de León a Diego López I de Haro, señor de Vizcaya desde 1093, reafirmando su posesión Urraca I de León hija de Alfonso VI por la ayuda que prestó este en las luchas contra su exmarido el rey aragonés Alfonso I de Aragón sobre el año 1110. Alfonso VIII concedió fuero a Haro, el 15 de mayo de 1187, conseguido por mediación de Diego López II de Haro, y que sería confirmado en 1254 por Alfonso X "el Sabio". Alfonso VIII también concedió un fuero específico a los numerosos judíos de la aljama jarrera. En 1288 el Castillo de Haro es asaltado, saqueado y destruido por Sancho IV "el Bravo". Poco después rebautizó la villa como Villabona y convocó las Cortes.
El 6 de agosto de 1358 se reúnen en Haro la junta de los principales pueblos próximos: Vitoria, Logroño, Nájera, Santo Domingo de la Calzada, Miranda de Ebro, Treviño, Briones, Davalillo, Labastida, Salinillas de Buradón, Portillo, Salinas de Añana, La Puebla de Arganzón, Peñacerrada y Santa Cruz de Campezo, para unirse y auxiliarse contra los malhechores o poderosos, formando las Ordenanzas.
Cenotafio en recuerdo de los liberales muertos durante la Primera Guerra Carlista. Situado en la margen derecha del Ebro junto al puente de Briñas.
En los siglos XIV y XV, la villa pasó a poder de los Trastámara y posteriormente a Navarra, hasta que en 1430, Juan II de Castilla lo donó a Don Pedro Fernández de Velasco, con el título de conde de Haro, por la ayuda recibida en su lucha contra Juan II de Aragón. Los Fernández de Velasco mantuvieron el señorío de la villa hasta la abolición de los señoríos y mayorazgos por las Cortes de Cádiz en el año 1811.
Castillo de la Mota
Construido antes del siglo XIII. De él no existe hoy resto alguno conocido. Era propiedad del rey. Se encontraba en el cerro de la Mota, también conocido como Atalaya. Su mantenimiento y defensa eran responsabilidad de la población judía, según se desprende del fuero que Alfonso VIII de Castilla otorgó a los judíos en la segunda mitad del siglo XIII.
En 1288 después de que Lope Díaz III de Haro fuera asesinado por Sancho IV Castilla, los leales a Lope y la población, se hicieron fuerte en el Castillo. Sancho IV tomó el Arrabal y rebautizó la población como Villabona. Convocó cortes en el solar que hasta entonces había pertenecido a los Haro e hizo desaparecer el topónimo de Haro de numerosas leyes y privilegios. El sitio del Castillo duró más de dos meses, tras el cual los partidarios del rey aplastaron la villa, derrumbaron las murallas y saquearon la población. Hubo muchas víctimas judías, siendo además estos los más castigados tras la contienda (perdiendo privilegios y propiedades) por haber defendido el castillo y ser fieles colaboradores de los Haro.
En 1520 el pueblo se levanta por primera vez contra los privilegios del conde de Haro y los abusos de los comerciantes flamencos de Carlos I.
En 1710, la ciudad juró fidelidad y obediencia al primer rey español de la casa Borbón Felipe V de España, en plena Guerra de Sucesión entre Austrias y Borbones, y prestó refugio a la futura reina doña María Luisa Gabriela de Saboya, junto a su hijo de tres años Luis, príncipe de Asturias, en la casa de la familia Salazar. Por aquella gesta, los Salazar conservan un retrato del niño Luis y privilegios heráldicos. El nuevo rey, Felipe V, correspondió a la hazaña de Haro y la tituló "MUY NOBLE Y MUY LEAL".
En 1790 Haro fue uno de los municipios fundadores de la Real Sociedad Económica de La Rioja, la cual era una de las sociedades de amigos del país fundadas en el siglo XVIII conforme a los ideales de la ilustración.
En 1808, habiendo establecido las tropas napoleónicas cuartel en la ciudad, esta será de las primeras poblaciones españolas en adaptarse al modelo administrativo del reinado de José Bonaparte.
El 13 de marzo de 1834 durante la Primera Guerra Carlista, comenzaban a combatir cerca del Monasterio de Herrera carlistas, al mando de Basilio García, contra liberales. Los liberales corrieron en su huida hasta el Ebro. Algunos se escondieron entre los trabajadores del campo, otros consiguieron cruzar el puente denominado de Briñas y los más desafortunados perecieron en la lucha en los alrededores de dicho puente. En su memoria se levantó un cenotafio en ese lugar. El 6 de septiembre de 1834 las tropas carlistas, tras asolar varias poblaciones de la sierra riojana intentaron entrar en Haro, siendo repelidos.
En 1887 Alejandro Lacalle comienza a publicar en Haro el periódico titulado El Postillon de La Rioja, también fundó el semanario titulado El Eco Riojano en el año 1900.
El 27 de octubre de 1891 la Reina Regente María Cristina otorga a la villa el reconocimiento de ciudad. El decreto fue logrado por los buenos oficios del senador vitalicio León López Francos, más conocido como Marqués de Francos y en él se indicaban las razones que llevaban a ese reconocimiento "por el aumento de su población, desarrollo de su agricultura, industria y comercio, y su constante adhesión a la Monarquía Constitucional.". Entre 1901 y 1902 la filoxera afectó a todos los viñedos de la ciudad, provocando la sustitución o la implantación de injertos con variedades de vid resistentes a la plaga.
Aunque durante tiempo se dio por bueno que Haro junto a Jerez de la Frontera fueron las primeras localidades españolas en contar con alumbrado público por electricidad (tanto que cuando se cumplía el primer centenario de la instalación, 1990, se intentó llevar a cabo un hermanamiento entre dichas ciudades para conmemorar tal hecho, aunque no se hizo efectivo), nuevos documentos demuestran que la instalación llevada a cabo en Haro se basaba en la experiencia previa de instalaciones en otras localidades, ya que durante la elaboración del proyecto se mencionaban las existentes en Bilbao o Pamplona. Si bien al ser algo novedoso llamó la atención a poblaciones cercanas y a los que pasaban por Haro en el ferrocarril, dando lugar a frases como "Ya estamos en Haro que se ven las luces" (incluido en el himno de la ciudad) o "Haro, París y Londres" y al tiempo, por falta de investigación precisa, llegó a presentarse por cierta esa aseveración.
Sobre la llegada de la luz, el 26 de agosto de 1877 se instaló en la fábrica de harinas y abonos "La Minerva" de Haro el alumbrado eléctrico mediante una máquina-dinamo marca Bleguet montada por la casa Corcho e Hijos de Santander, convirtiéndose en la primera fábrica de la provincia que había ensayado con fortuna el alumbrado eléctrico industrial mediante el sistema Austro-húngaro.
En 1888 el alumbrado de la villa mediante farolas de petróleo era deficiente, así que a primeros de enero de 1889 se presentó en el ayuntamiento un escrito referente a la instalación de alumbrado eléctrico y se creó una comisión para su estudio. El 31 de diciembre de ese año se presentaron las primeras bases para colocar el alumbrado público por medio de electricidad en la población.
El 26 de enero el alcalde Benito Francés dio lectura a las condiciones económicas para la subasta del alumbrado público por medio de electricidad, siendo aprobadas.
El 10 de marzo se dio cuenta de que la primera subasta para la instalación había quedado desierta. Volvió a presentarse a subasta el 15 de mayo mejorando la remuneración por el servicio y a esta solo se presentó Gonzalo Hernández Zubiaurre, con quien se formalizaría contrato el 23 de mayo. Deberían ser 8 los focos de arco voltaico de fuerza de 1000 bujías que alumbren toda la noche y 260 las lámparas incandescentes de 16 bujías. Los dinamos deberían ser de corriente continua.
La inauguración parcial del alumbrado se realizó el domingo 7 de septiembre de 1890 a las once y media de la noche en la plaza de la Paz, en el que se encendieron bombillas pero hubo problemas con los focos, que empezarían a funcionar días después. A finales de mes se produjo la primera instalación de luz en una casa particular, la del médico titular Antonio Ruiz Lapasapuente. La instalación completa del alumbrado según contrato se dio por finalizada a 1 de enero de 1891.
En 1430 el rey Juan II de Castilla nombró a Pedro Fernández de Velasco primer conde de Haro durante las Cortes de Medina del Campo, por la ayuda que le había prestado en la lucha contra Juan II de Aragón. El título continuó transmitido entre sus descendientes primogénitos.
Diego Fernández de Velasco y Pacheco y su esposa Francisca Paula Benavides, fueron los últimos condes de Haro que tuvieron el señorío de la villa, debido a la abolición de los señoríos en 1811, el mismo año del fallecimiento de Diego. Sus sucesores hicieron reclamaciones para seguir manteniendo el título honorífico por razón de alcabalas. Todos sus poseedores fueron de la familia de los Velasco hasta 1986, cuando la rama principal de la familia quedó sin descendencia. Tras esto el título fue reclamado judicialmente por la Familia Escalona, consiguiendo Francisco de Borja Soto y Moreno-Santamaría sentencia favorable en 1999. Este es considerado el actual conde, si bien el título es meramente honorífico al no existir ya los antiguos señoríos.
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